domingo, 15 de agosto de 2010


No es bastante
el pan que nos sustenta,
la casa que nos cubre,
la diversión que nos aplaca.

Los días tienen
la inconsistencia declarada
de una desbandada de relojes
que no esperan
que arrasan y nos dejan sin recuerdos
con los que apuntalar
este presente.

No es bastante
la mañana vigorosa y cansina,
la tarde con su concha de cemento ardiente,
la noche con sus neones y fatigas.

No es bastante porque se desangra en segundo
aquello para lo que no me dieron palabras
(tengo en mis manos
acaso una montaña líquida
de días
pero apenas
si puedo detenerme)

No es bastante pasar
y mirar a los hermanos
y subestimar todas nuestras grutas
donde se aplacan los ecos
de una voz que nos conmina
a encontrar otros caminos
donde tampoco será bastante.

Una estrella me roza con sus dedos
y yo sé que no es bastante
porque, impaciente, me evaporo
como una gota en el desierto.