Según cuentan algunos naturalistas griegos (al referirse a otros naturalistas griegos cuyos textos desaparecieron en la archiconocida Biblioteca de Alejandría) ciertos alquimistas acadios descubrieron en las tierras más lejanas de oriente, en desiertos nunca hollados hasta entonces, a unos extraños hombres cuya naturaleza nunca, hasta entonces, había sido contemplada por gente civilizada.
La tierra tórrida y la escasez de agua había sido la causa de una extraordinaria adaptación fisiológica. Al amanecer, mujeres y hombres de esta tribu se arremolinaban desnudos para contemplar la salida del sol. El rocío del amanecer se acumulaba en los ateridos cuerpos, formaba una especie de tela de araña viscosa (tal vez, la humedad del rocío se mezclaba con ciertas desconocidas secreciones de aquella gente) que se lamían los unos a los otros. Lentamente, a hombres y mujeres se les iban hinchado las papadas hasta parecer monstruosos odres.
Con estos odres, los habitantes de esta tribu sobrevivían el resto de la jornada, cocinaban, lavaban a sus hijos, etc. Ahora bien, según cuentan los alquimistas acadios, resultaba bastante desagradable verlos regurgitar el agua debido a los tremendos esfuerzos que se veían obligados a hacer con sus estómagos y gargantas.
La tierra tórrida y la escasez de agua había sido la causa de una extraordinaria adaptación fisiológica. Al amanecer, mujeres y hombres de esta tribu se arremolinaban desnudos para contemplar la salida del sol. El rocío del amanecer se acumulaba en los ateridos cuerpos, formaba una especie de tela de araña viscosa (tal vez, la humedad del rocío se mezclaba con ciertas desconocidas secreciones de aquella gente) que se lamían los unos a los otros. Lentamente, a hombres y mujeres se les iban hinchado las papadas hasta parecer monstruosos odres.
Con estos odres, los habitantes de esta tribu sobrevivían el resto de la jornada, cocinaban, lavaban a sus hijos, etc. Ahora bien, según cuentan los alquimistas acadios, resultaba bastante desagradable verlos regurgitar el agua debido a los tremendos esfuerzos que se veían obligados a hacer con sus estómagos y gargantas.
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