jueves, 16 de diciembre de 2010

TÚ LO SABES TODO


Tú lo sabes todo
Y no necesitas las palabras.
Tú eres reina de un reino minúsculo
En el que ya nos vemos convertidos
En recuerdos.

A la tristeza de los recuerdos
Tú respondes
Con un espejo de vida
Navegando en esta hora.

El silencio es tu arma
Y también esa sonrisa
Que parece resignada.

Abres castillos,
Destruyes murallas,
Cambias el curso de los ríos
Con solo tu rostro sonriente.

A veces dibujas
Sobre la arena
Recuerdos de otras vidas
Que borran las olas:

Hay una calleja olvidada,
Donde se acaba un pueblo,
Luego viene el monte,
Siempre de noche,
Siempre en invierno.

En la última casa
Vive una maestra
Y a la luz de una bombilla
Un hombre trabaja,
Horas interminables,
Horas que son para nada.

Tú susurras este recuerdo
Y me dices que ese hombre,
Triste, enfermizamente tierno,
A veces, imagina otro futuro,
Aunque su castigo sea eterno.

Parpadea ese hombre
Y ya su mundo es otro.
No queda nada de ese pueblo
Se te acerca y tú sonríes,
Tú que lo sabes todo.

Eres pequeña y fuerte
Como una nuez indestructible.
Bien sabes también
Que este momento
En el que los labios se cruzan
Se deshacen ya en el olvido.

Te entregas con una sonrisa
Como una flor que se deshace,
Te entregas limpia y blanca y sonriente
Como esas sacerdotisas ilusionadas
Que decidían el día y la hora
Para inmolarse.

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